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Hospice Vida Plena

El duelo

Hospice VidaPlena, a fin de asistirles en el proceso del duelo, ofrece a los familiares y amigos de los pacientes los servicios de Consejería Profesional y Capellanía.

La palabra duelo proviene del latín “dolus” que etimológicamente significa dolor. Se refiere a un proceso dinámico y bastante complejo que toma lugar en nosotros al perder a un ser querido o algo muy preciado en nuestras vidas. Este proceso afecta e involucra cada aspecto de nuestra existencia incluyendo lo físico, lo mental, lo social y lo espiritual. La manera como enfrentamos o sobrellevamos las pérdidas depende de muchos factores que incluye nuestra personalidad, cultura, fe, creencias, unicidad, manera que hayamos enfrentado a otras pérdidas en el pasado, tipo de pérdida, salud, y al entorno social en el cual nos desenvolvemos.

Fases del duelo

Para tratar de entender el complejo proceso del duelo se habla de fases que experimentan las personas que han sufrido pérdidas significativas. Generalmente la primera fase o reacción es de sorpresa, incredulidad, entumecimiento o adormecimiento emocional y de negación. Estas reacciones son mecanismos que utilizamos para distanciarnos de la pérdida sufrida, son como una anestesia emocional que usamos para enfrentar la separación. Dependiendo del tipo de pérdida y de los recursos emocionales y espirituales, así como también, del apoyo social que tenga cada persona, esta fase puede durar de unos cuantos días a un par de semanas.

La segunda fase, tiene que ver con la manera en que sentimos y experimentamos el dolor y la pérdida. Dependiendo de la unicidad de cada persona al darnos cuenta y al estar conscientes de la pérdida experimentamos de manera espontánea y natural una gama de emociones que pueden incluir tristeza, soledad, aislamiento, desespero, abandono, sentido de culpa, alivio, angustia, ansiedad, ira, entre otras.

La tercera fase, se caracteriza por la aceptación y resolución de la pérdida. En esta fase comenzamos a reorganizar nuestra vida aceptando el hecho de que de ahora en adelante ya no será la misma. Recordemos que el duelo, el luto y el pesar son procesos dinámicos que no siguen un patrón determinado, y en el cual, muy a menudo, los estadios o fases se superponen o imbrican y son experimentados de diferentes maneras dependiendo de la personalidad, unicidad, cultura, tipo de pérdida, recursos emocionales, sociales y espirituales de cada persona.

El duelo es un proceso que afecta cada aspecto del ser. Las personas que están de luto pueden experimentar debilidad muscular, desmayos, sequedad en la boca, vacío en el estomago, opresión en el pecho y en la garganta, elevación súbita de la presión arterial, elevación o disminución de los niveles de glucosa, trastornos del sueño, trastornos alimentarios, entre otros. Algunas personas también pueden experimentar alucinaciones visuales y auditivas y creen que el ser querido que perdieron las está llamando o se les está apareciendo.

El duelo complicado

Cuando las personas se detienen o se quedan estancadas en una fase por mucho tiempo sin alcanzar la fase de aceptación y resolución, y se les afectan así sus funcionamientos regulares en el ámbito social y profesional, se dice que están experimentando un duelo complicado que amerita asistencia profesional.

Se sugieren cuatro indicadores que nos pueden ayudar a identificar el duelo complicado. El primero es el duelo crónico caracterizado por el estancamiento de la persona en una o más fases del proceso de duelo. En muchos casos el duelo se complica ya que éste despierta heridas del pasado tales como experiencias de abuso y anhelos frustrados.

El segundo es el duelo diferido que se refiere a la idea de posponer e inhibir el proceso del duelo y del pesar. A menudo muchas personas pueden posponer el duelo por ciertos días ya que deben ocuparse de los arreglos funerales y los detalles propios de la situación. Sin embargo, si notamos que la persona continúa posponiendo el duelo, el luto y el pesar por semanas o meses es un indicativo de que necesita ayuda pastoral profesional.

El duelo exagerado es cuando la persona continúa indefinidamente con el duelo. Las personas que experimentan un duelo exagerado pueden también estar sufriendo algunos trastornos psicológicos tales como la depresión o ansiedad.

En el duelo disfrazado las personas no asocian que los síntomas somáticos y psicológicos que están experimentando están relacionados con el proceso del duelo. Por ejemplo, algunas personas después de sufrir la pérdida de un ser amado comienzan a tener comportamientos autodestructivos (uso de drogas, alcohol, estilos de vida cuestionables) y en algunos casos incorporan comportamientos que eran propios de la persona que murió.

Facilitando el proceso del duelo

Al tratar de consolar o ayudar a alguien en el proceso del duelo necesitamos tener en mente que hemos sido llamados para estar al lado de aquéllos que sufren, para sufrir junto con ellos, siempre tratando de no minimizar la pérdida y el dolor. En este caso el duelo o dolor es necesario y es en la experimentación del mismo que podemos superarlo. Muchas veces de manera sutil y probablemente con buena intención minimizamos la pérdida al usar expresiones como “ahora él o ella está en mejores manos”, “no se preocupe, usted concéntrese en sus hijos que están vivos”. Comprenda que al facilitar el proceso de duelo debemos dejar claro que la pérdida es real y lo mejor que podemos hacer es ayudar a las personas a que reconozcan esa realidad. Una manera en que podemos situarnos en el contexto real de la pérdida es a través de la invitación que le hagamos a la persona sufriente a que nos hable de las circunstancias de la muerte del su ser querido. Las memorias que se tengan y se evoquen son herramientas claves en el proceso de celebrar la vida de la persona muerta.

Es recomendable ayudar a los dolientes y afligidos a reconocer las alteraciones cognitivas, afectivas y conductuales que puedan generarse a causa del proceso normal del duelo y pesar. El mundo de ellos no será el mismo pero el uso apropiado de los recursos personales, sociales y espirituales con los que ellos están equipados, les servirá como un ancla en el proceso de adaptarse a una nueva vida.

Los servicios de acompañamiento en el proceso del duelo que Hospice VidaPlena ofrece pueden incluir:

  • Consejería Profesional individual, familiar y de grupo. Hospice cuenta con un grupo profesional que incluye a psicólogos, trabajadores sociales y capellanes, quienes se encargan de brindar en forma personalizada y de acuerdo a su especialidad una gama de servicios de consejeria, atención psicología y espiritual.
  • Grupos de apoyo para el duelo.
  • Disponibilidad de apoyo telefónico.
  • Materiales escritos acerca del duelo y del pesar
  • Asistencia en los servicios fúnebres y memoriales.
  • Consejería pastoral y espiritual.
  • Referencias a recursos comunitarios.