Las cualidades de Dios
Esteban Montilla | 6 julio, 2015
Saludos deseándoles lo mejor para este día. Un día donde reflexionemos sobre el carácter y las cualidades de Dios. A través de todas las edades y culturas hemos tenido la necesidad de creer en un ser superior quien está situado más allá de nuestra realidad. El regalo hebreo fue el presentar este Ser como uno, único, abstracto e indescriptible pero al mismo tiempo muy interesado y comprometido con la historia del mundo y la realidad humana. La necesidad de estar en cercanía y comunión con Dios nos ha llevado a describirlo en términos de persona como por ejemplo el tratar de darle un nombre. La Biblia Hebrea, por su lado, rehúsa el darle un nombre a Dios sino más bien se detiene a mencionar sus cualidades tales como poderoso, compasivo, amoroso, justo, santo, sabio, paciente, eterno y sus funciones como creador, sustentador, protector, sanador.
Sin embargo, se usa en un sentido descriptivo la idea de un nombre como El (Genesis 17:1, El Shadai=Dios poderoso; Deuteronomio 5:26, El Hay=Dios vivo; Elohim=plural de grandeza) y Yahvé (Éxodo 3:14, Él Es, Él que Es). La palabra Jehová se comenzó a usar después de 1520 d. C., como el resultado de la unión del tetragrama YHWH con las vocales de Adonai o Señor (nombre que los hebreos usaban para evitar pronunciar Yahvé). Quizá la postura en contra de darle un nombre a Dios tiene que ver con la idea que el ser humano domina a lo que le da nombre. En el cristianismo usamos metáforas para explicar lo desconocido a partir de lo común. Es por esto que usamos comparaciones desde la familia humana y la producción agropecuaria al referirnos a Dios como padre y pastor (Isaías 63:16; Salmos 23:1; Mateo 6:9; 1 Corintios 1:3). La invitación es estar en comunidad con Dios a fin de imitar sus cualidades y ser instrumentos para cumplir sus funciones.