La corrupción
Esteban Montilla | 3 julio, 2015
Saludos deseándoles un feliz día. Un día donde en palabras y acciones reflejemos nuestro reproche e indignación para con las acciones corruptas. La corrupción tiene que ver con la decisión que toma una persona en romper con los acuerdos de convivencia establecido por la sociedad. Esta decisión de violar el marco legal o ético al hacer uso de su posición y poder para beneficio propio en detrimento de la comunidad constituye un paso a la autodestrucción. De allí que la palabra corrupción se asocia con la descomposición que ocurre en el organismo humano cuando uno se muere. Es decir los actos corruptos son una demostración de un resquebrajamiento que ha ocurrido en el ser interior.
Entonces desde la esencia del ser este deseo perverso de tomar ventaja se proyecta hacia afuera en conductas perjudiciales que hacen daño tanto al corruptor como al corrompido. Entre las acciones que evidencian esta corrupción del ser se incluyen el soborno, el tráfico de influencia, la extorsión, el fraude, el autoritarismo, el tomar atajos ilegítimos y cualquier otro tipo de delito.
La mejor manera de evitar la práctica de esta maldad es no entretenerla porque al uno deslizarse comienza el proceso de autoconvencerse o justificar la acción corrupta con expresiones tales como “todo mundo lo hace”, “si yo no lo hago otro la hará”, “el daño que hago no es tan grande”, “esta institución tiene mucho dinero”. Hoy pues decidimos evitar hacernos daños y perjudicar a nuestra comunidad al decir si a la honradez y no a la corrupción.