La Persona de Jesús de Nazaret

Esteban Montilla | 19 julio, 2015

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Saludos deseándoles lo mejor para este día. Un día donde celebremos la vida de Jesús de Nazaret como un ser humano histórico que vivió en la región de Galilea entre el 5 a.C. y el 30 d.C. Durante ese tiempo esta parte norte de Palestina/Israel era un territorio administrado por el Imperio Romano donde había mucha actividad comercial e intercambio cultural. En la capital de esta región, llamada Séforis, se usaban varios idiomas como el griego, el latín, el arameo y el hebreo. Además esta ciudad contaba con instituciones educativas, de salud y de arte. Jesús crece en un caserío compuesto por cerca de 100 familias llamado Nazaret el cual estaba ubicado a unos 5 kilómetros de esa capital. En ese mundo entre el campo y la ciudad se desarrolla Jesús de Nazaret como una persona marginada principalmente por el hecho de ser un mamzer o un niño con un progenitor desconocido (Juan 8:41).

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Los mamzers no tenían voz en la sociedad y de hecho les decían los silenciados. La Torá indicaba que los mamzers y sus descendientes no podían entrar a la congregación del Señor (Deuteronomio 23:2). Así que Jesús de Nazaret desde su comienzo experimentó el aislamiento y la marginación social tanto por su lugar de nacimiento, su estructura familiar y por su condición socio económica (Juan 1:46; Lucas 4:22; Marcos 6:2-3). Quizás esto explique la gran preocupación que tuvo por las personas más vulnerables y marginadas de la sociedad. Se puede notar su solidaridad con los niños, las niñas, las mujeres, los eunucos, los extranjeros, los pobres y las personas con enfermedades mentales. Es este comienzo humilde y pleno de experiencias discriminatorias que marca la vida, las enseñanzas y el ministerio de Jesús de Nazaret. De allí la importancia que se aborde el estudio de su vida desde la perspectiva de los márgenes y no bajo el lente del paradigma dominante o del centro.

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Sabemos de la persona de Jesús de Nazaret por medio de los escritos bíblicos del Nuevo Testamento y por autores no cristianos tales como Flavio Josefo (~37 d.C.), Thallos (~55 d.C.), Cornelio Tácitos (~55 d.C.), Plinio el Joven (~61 d.C.), y Gayo Suetonio Tranquilo (~69 d.C.). Como un ser humano concreto e histórico Jesús de Nazaret tuvo una educación intercultural y multilingüe que le permitió exponerse a diversas corrientes del pensamiento humano y desarrollar una sabiduría única acerca de Dios, el mundo y la humanidad (Lucas 1:80; 2:52; Marcos 6:2). Su manejo de la Biblia Hebrea y de escritos judíos no canónicos como El Libro de Enoc (~200 a.C.), La Vida de Adan y Eva (~100 a..C.) y El Libro de los Jubileos (~100 a.C.), reflejan su formación tanto judía ortodoxa como la no tradicional. Desde temprana edad mostró curiosidad y anhelo de aprender de los grandes maestros de su era (Lucas 2:40, 46). Luego Jesús de Nazaret decidió estudiar con un maestro apocalíptico, profeta y primo llamado Juan el Bautista quien era muy respetado en la región de Judea (Lucas 3:21). El Profeta Juan sugería que la esperanza y la espiritualidad del ser humano no estaba conectada con el lugar de nacimiento ni con su estatus social sino con su decisión de buscar a Dios y llevar una vida cónsona con Su voluntad. Entonces estudiar a Jesús de Nazaret como un ser humano histórico es exponerse a una sabiduría que nos invita a llevar una vida marcada por la excelencia.