Las acciones de Jesús de Nazaret

Esteban Montilla | 22 julio, 2015

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Saludos deseándoles lo mejor para este día. Un día donde celebremos las acciones de Jesús de Nazaret que dan testimonio de que la gracia transformadora de Dios ya está haciendo su trabajo en cada uno de nosotros (Mateo 13:33). El nombre Yeshúa (Josué o Jesús=Dios sana/salva) que le dieron al nacer ya hablaba del carácter de su misión en esta tierra. Su obra de sanidad, liberación, proclamación de las buenas nuevas y empoderamiento comienza en Galilea y de allí pasa a Samaria y Judea (Mateo 4:23; Hechos 10:38). Ciertamente en una sociedad que no contaba con un sistema de salud eficiente abundaban las enfermedades crónicas, la desnutrición, los padecimientos de la piel, las discapacidades físicas y los trastornos mentales. Estas enfermedades tenían su componente biológico pero quizá lo más difícil era la interpretación psicológica y teológica que tanto la persona sufriente como la sociedad hacían acerca de estas dolencias. Las explicaciones de estas afecciones por lo general daban origen al aislamiento social, a un profundo sentimiento de culpa, a un sentido de vergüenza aplastante y a percepciones de distanciamiento para con Dios.

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Es por esto que Jesús de Nazaret se presenta como un sanador enviado por Dios para ofrecer salud integral a todas las personas y para lograrlo echo mano de la medicina natural, de la fe, del toque humano, del dialogo vivificante, del poder del perdón y de la reconexión social (Marcos 1:30, 41; 2:5; 5:36; 8:23; 9:23, 27; Lucas 4:40; 8:1-2). Estas acciones sanadoras de Jesús además de traer liberación a las personas que la sufrían invitaban a la comunidad a revisar sus perspectivas sobre las enfermedades; las personas que consideraban impuras habían de ser tocadas, las excluidas habrían de ser acogidas y las desposeídas tendrían que empoderarse. La presencia de Jesús declaraba que la sanidad y compasión de Dios estaba presente, que el sufrimiento puede aliviarse, que la opresión tiene su fin y que la indiferencia da paso a la caridad. Hoy decimos si a la invitación que nos hace Jesús de Nazaret de ir a todas partes para “proclamar el reino de Dios y sanar a los enfermos” (Lucas 9:2). Hoy decimos que si continuaremos extendiendo la acción sanadora de Dios haciendo uso de la mejor medicina disponible, de una psicología renovadora, de una teología liberadora y de un acercamiento social empoderador.

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