La fiesta del equinoccio de primavera y la celebración de la resurrecciónde Jesús de Nazaret

Esteban Montilla | 28 marzo, 2024

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Actualmente, en el mundo hay ocho mil treinta y siete millones de habitantes (8,037,886,125., US Census Bureau, 2024), de los cuales se estima que unos dos mil trescientos ochenta millones (2.380 millones, Pew Research Center, 2022) son cristianos. Esto significa que cerca del 25% de la población universal se identifica como cristiana. Y esta religión tiene creencias y prácticas religiosas muy únicas que giran alrededor de la persona, vida y enseñanzas de Jesús de Nazaret.

Uno de los ritos religiosos más importantes del cristianismo tiene que ver con la muerte y la resurrección de Jesús de Nazaret. Esta es una fiesta que se ha estado celebrando desde el primer siglo; sin embargo, durante los primeros 300 años la celebración se llevaba a cabo en fechas distintas dependiendo de si se vivía en el occidente o en el oriente del mundo. Finalmente, un grupo de líderes cristianos, en el año 325 d.C., decidieron que esta celebración tomara lugar en la luna llena después del Equinoccio de Primavera.

Esta fue una decisión muy estratégica, en tanto se conecta con la celebración que hacían los diferentes pueblos y religiones en torno a celebrar la llegada de la primavera, la cual apuntaba a la vida colorida después del invierno, al reverdecer de las plantas, a la época de las flores, al regreso de las aves, a la copulación de los animales y la aparición de un sol más radiante. En esta fecha del equinoccio de primavera, las personas intercambiaban comida, bebidas, dulces, hacían bailes y juegos que tenían que ver con la sexualidad, fertilidad y con una nueva vida. En el Equinoccio (noche igual: aproximadamente 12 horas de día y 12 horas de noche), el 20-21 de marzo es un momento del año en que el sol cruza directamente sobre el ecuador terrestre, produciendo así la primavera en el hemisferio norte y el otoño para el hemisferio sur.

La palabra Easter (eastur, la estación del nuevo nacimiento) apuntaba hacia el amanecer y la nueva luz. Entre los juegos y actividades festivas se destacan los huevos (símbolo de vida y de esperanza), las luces, el consumo de pescado (símbolo de fertilidad y deseo sexual), los bailes y las comidas, marcadas estas por los dulces. Esa estrategia de unir estas fiestas de la primavera con el recordatorio de la muerte y la resurrección de Jesús de Nazaret fue acertada en tanto se pudieron compartir aspectos de esta nueva fe religiosa con otras culturas.

El consenso de los eruditos cristianos es que Jesús de Nazaret muere un viernes, cerca del 3-7 de abril, entre los años 27-30 d.C. El recordar esta fecha trae a colación el amor, la justicia y la humildad que caracterizaron la vida de Jesús de Nazaret, y al mismo tiempo señala el nivel de maldad y crueldad al que pueden llegar los líderes políticos, religiosos y empresariales de cualquier país. El asesinato injustificado de un hombre que promovía la paz, la sana convivencia, el buen pensar, la libertad humana, la posibilidad de una vida plena y la esperanza de bienestar, tanto aquí como en el más allá, nos puede servir como recordatorio del nivel de iniquidad que podemos infligir a nuestro prójimo.

Además, en esta fecha se celebra la intervención de Dios para darle vida otra vez a Jesús de Nazaret por medio de la resurrección. Este acto simboliza la vida, la luz y el renacimiento. Sí es posible vivir en el presente y por la eternidad comprometidos con el amor, la justicia y la paz. Así entonces, que en estos días de triduo pascual recordemos el bien que podemos brindar a la humanidad y estemos dispuestos a evitar hacerle daño a la creación de Dios.